Nos podrán criticar todo lo que quieran, pero todas las personas que tienen perros están obsesionados con ellos. ¡No falla! Es la naturalidad de la relación. Sin darnos cuenta se convierten en nuestros hijos, nuestros amigos y nuestros compañeros de vida. Así que es normal que mucho de tu tiempo gire alrededor de tu mascota.
Si tienes perro, te podrás identificar.
1) Pensamos dos veces si salir o no
Ya de por sí el irnos al trabajo nos parte el corazón así que el poquito tiempo que tenemos para compartir en la tarde lo preferimos pasar con nuestra mascota en vez de irnos a beber con los panas.
2) … Y si sales, hay una gran probabilidad que te lo lleves contigo
La pregunta clásica: “¿Mi perro puede ir?” Admitan que deben haber más restaurantes dog-friendly. Ya sea a la playa, a comer, a beber un domingo (obviamente en exteriores), el perro viene. Aunque no me crean, yo llevé a mi perra a que me acompañara a hacerme manicura y pedicura. ¡No la quería dejar sola!
3) Tus redes sociales están sobre bordadas de fotos de tu perro
Ya sea Snapchat, Instagram, Facebook you don’t give people a break. A el que no le guste que te borre, pero no no tienes control del cuteness overload de tu perro.
4) Ya no necesitas amigos
Se ha convertido en tu partner in crime. Te escucha cuando estás molesta, la abrazas cuando estás triste, bailas con ella, te espera mientras te bañas, salen a pasear juntos. ¿Qué amistad más bonita que esa?
5) Tu sueño más anhelado es poder textear con tu perro
Haha, esto sería perfección ?
6) Tu cama ya no es tu cama
Pero, ¿qué no es lo más rico acostarse con esta delicia de perro? Lo más probable ya se apoderó de tu almohada y tu sábana, pero no te importa. Esto también implica que cuando quieras tener intimidad con tu pareja (¡o con quien sea!) habrá alguien interrumpiendo el proceso.
7) Mantienen conversaciones serias
“¿Debería coger el trabajo?“, “No sé qué hacer con mi vida“, “¿Se supone que le textee de nuevo?”, “Tengo hambre“…
8) No compartes comida con NADIE, excepto con tu perro
Sure, have a little ice cream!
9) Lo tratas como si fuera un humano
¡Y ya se lo cree! Lo añoñas demasiado, le compras ropita, le das muchos besitos, lo arropas cuando tiene frío. Es tu bebé.
10) No te puedes molestar por más de 3 minutos
Llegas a la casa después de un agotador día de trabajo y te das cuenta que te rompió tu corcha, te molestas, la regañas fuerte (aunque por dentro mueras de pena), “estás castigad@” le dices y el castigo solo dura 5 minutos porque lo único que quieres hacer es acostarte y añoñarte con tu mascota.
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