El reguetón bien pocas veces fue relacionado con el buen vestir. Sí ha implementado tendencias y ha influenciado en la manera en que los hombres “cacos” se visten en Puerto Rico y Latinoamérica. Cadenas de oro grandes, mahones cortos que parecen largos, los calzones al aire, camisas extra grandes y gorras de equipos de béisbol, que a veces dudaba si verdaderamente les seguían.
La verdad es que un cantante urbano nunca se había visto relacionándose con las casas de moda más grandes del mundo. Hasta ahora.
Al igual que los tiempos cambian, el estilo de muchos de estos cantantes cambió. Piensa Bad Bunny, J-Balvin, Maluma. Quizás fue la transición del reggaeton viejo underground (Los 12 Discípulos, Los Bandoleros, Playero) a la fusión de géneros musicales que ahora se conoce como música urbana.

J Balvin y Bad Bunny rompiendo estereotipos del estilo de un cantante de reguetón. Foto por: Kevin Winter/Getty Images
Esta metamorfosis no fue solo musical, fue una estrategia de identidad que buscó la internacionalización y aceptación global.
Las gorras se convirtieron en sombreros de pandora y los pantalones extra grandes en estilos más ajustados. El surgimiento de artistas modernos, que no le tienen miedo a romper estereotipos (como pintarse las uñas en un país machista) y jugar con la moda, abrió paso a distintos estilos de moda dentro de un solo género.
No hay que verse caco para cantar reggaetón ni mucho menos escucharlo. La moda se convirtió en su herramienta más visible para comunicar que la música urbana es diversa, inclusiva, y sobre todo, que merece un puesto en cualquier mesa de discusión cultural, incluyendo la de la alta costura.
En febrero del año pasado [2017], J Balvin se convirtió en el primer latino embajador de la semana de la moda para hombres en Nueva York. El cantante, que ha demostrado ser amante de la moda a través de los años, llama la atención con sus looks atrayendo revistas y diseñadores reconocidos, como Esquire, GQ, Vogue, Chanel y Valentino.

J Balvin lleva Valentino para entrevista con la revista GQ.
“Mi estilo es un poco callejero, pero elegante al mismo tiempo. A veces me siento cómodo con un traje, otras veces me siento cómodo con Chucks… A veces me gusta combinar Jordans y Chanel. Es cómo me sienta en el momento”, expresó J Balvin en entrevista con GQ. Esta mezcla de lo urbano con lo lujoso es precisamente la clave de su éxito en la moda.
Ahora vemos a los fanáticos de estos fashion influencers (para mí lo son) buscando tennis Gucci en Plaza Las Américas porque Bad Bunny usó Gucci para los Latin Grammys del 2017. Esto valida la influencia del artista urbano y el impacto aspiracional en su audiencia. Ya no es la revista de moda la que dicta qué usar… es Bad Bunny en un red carpet.

Bad Bunny apostando por un look de la colección Fall-Winter 2107 de Gucci.
La música urbana ha logrado lo impensable: democratizar el lujo y hacerlo accesible, aunque solo sea de inspiración.
Maluma y Dolce & Gabbana. J Balvin y Chanel. Bad Bunny con Gucci. No sé en qué momento la industria de la moda se rindió a los pies del reggaetón, pero la verdad es que el reggaetón no se rindió ante nadie. Mantuvo su sonido, su origen y su esencia «calle» mientras se vestía de alta costura, demostrando que lo mainstream y lo underground no tienen por qué ser enemigos.

Maluma cerrando el desfile de Dolce & Gabbana Fall-Winter 2018 en el Milán Fashion Week.
La moda dejó de ser un nicho de élite para convertirse en una extensión de la cultura pop global, impulsada por la influencia de Puerto Rico en la música.
Por los años siguientes veremos cómo un género musical que fue estigmatizado por años continuará convirtiéndose en una fuerza cultural tan poderosa que podrá cambiar las reglas de la moda, cómo nos vestimos, lo que compramos y hasta la masculinidad en nuestra isla. El reggaetón ha abierto la conversación sobre lo que es «aceptable» y «masculino» en Puerto Rico, obligándonos a desafiar prejuicios, impuestos por la misma sociedad.
Hace poco recuerdo estar en una mesa con mi mejor amiga y escuchar dos hombres discutiendo sobre si una mujer no se debe exponer a janguear con faldas muy cortas o blusas descubiertas para así evitar que los hombres la toquen. Y es precisamente aquí donde el impacto del reggaetón y sus artistas debe trascender la ropa.
Si Bad Bunny puede pintar sus uñas y usar faldas sin miedo al juicio, el género y sus influencers tienen la responsabilidad, y la plataforma, de abogar por la igualdad y el respeto, demostrando que la moda es libertad de expresión y no una invitación.
Cuando el reggaetón evoluciona, nos da permiso a todos a cambiar, en la música, en la moda y en la conversación social.













































- Esconde COMENTARIOS
añade un comentario ↓