Un instante inesperado es capaz de encender pasiones donde nunca las habido. Eso o el instinto natural que nos persigue como seres sexuales. Ese deseo infalible por amor, la intimidad y el placer.
Parecería que ser amigos con privilegios solo lleva a la autodestrucción, pero quién sabe en otras ocasiones lleva a todo lo contrario. La magia de tener sexo entre amigos y que solo eso sea. Sexo y nada más. Así como cuento de hada donde nadie sale lastimado.
Me puse a pensar –a lo Carrie Bradshaw en Sex and The City– cuán capaces somos de entregarnos sin ataduras. Ser y dejar ser, ambos libres, sin importar que haya una amistad de por medio. ¿Nos establecemos límites o dejamos que las cosas fluyan?
Hablé con varias personas, a quienes mantendré en anonimato, sobre lo que significó para ellas haber tenido sexo con sus mejores amigos o “panas”. Según sus experiencias, basarán sus argumentos.
¿Funciona o no funciona?
Sí funciona:
“Yo tuve sexo on a drunken night con mi mejor amigo de toda la vida. Solo pasó una vez y en vez de dañar la amistad nos volvimos más close todavía. Nos teníamos más confianza y nunca hubo sentimientos más allá de la amistad. No sentimos la necesidad de seguir porque éramos muy amigos desde séptimo grado.”
No funciona:
“En algún momento uno de los dos siente algo, no tiene que ser amor. En mi caso, creo que él vio que yo estaba súper cool con el arrangement de solo tener sexo y ya, así que perdió el control y me empezó a celar”.
¿Se debe hablar?
Sí se debe hablar:
“Tienen que haber buenos canales de comunicación, mucha confianza y una serie de reglas establecidas entre ambos (para no permitir que se dañe la amistad). No nos podíamos quedar juntos, nada de pet names, llegábamos a los jangueos aparte y nos llevamos a la tumba el acto. Nunca nadie se enteró”.
No se debe hablar:
“Cuando son panas de verdad (que hay cero sentimientos románticos) hay una confianza inmensa que los puede llevar a hacer cosas porque se sienten extremadamente cómodos. Es algo random, que no le pueden dar importancia, porque no debería llegar a ser más allá de solo sexo por placer.
No se preguntan si van a estar con otras personas o no, sino que se siguen contando lo que hacen con otras personas. Esa relación fuera de la cama tiene que mantenerse exactamente igual. No pueden tratarse diferente. Es mejor cuando no es planificado ni hablado porque cuando lo hablas mucho le empiezas a dar importancia. Puede haber atracción sexual, claro, pero no puede gustarte esa persona porque claramente te vas a enchular”.
¿Tenían sexo con otras personas?
Sí:
“Siempre pusimos la amistad primero. Nunca dejamos que esto dañara la amistad. A varios días de comenzar con los hook ups, hablamos y pusimos esta única regla. En el camino cada uno tuvo parejas, jevos, jevas. Algunos más incómodos que otros. Incluso, con algunos compartíamos entre sí”.
No:
“Él podía hablar con quien quisiera y yo también, pero si íbamos a estar teniendo sexo with each other pues entonces no íbamos a andar teniendo sexo con otras personas at the same time. Si alguno de los dos quería tener sexo con otra persona teníamos que decirlo”.
¿Qué pasaba si se enchulaban?
Se hablan claro: “La clave es conocerte lo suficiente para saber que a pesar de que lo amas, no es lo que necesariamente quieres para el resto de tu vida. En mi caso, tuvimos esa conversación y al estar los dos de acuerdo fue mucho más fácil dejar de negar la atracción física”.
Se formalizan: “Fuimos amigos desde cuarto grado. Hablamos de lo que queríamos hacer y cuadramos que la amistad no se vería afectada. Aunque terminamos siendo esposos, nunca se dañó la amistad por tener sexo. Ser su amiga desde antes me hace pasarla cabrón con él siendo ahora mi esposo”
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