Hace un tiempo llevo pensando en mi pasado. No por remordimientos o arrepentimientos. Que parecerían igual, pero no son lo mismo. Sino más bien para recordar quién era, quién soy, de dónde vengo y en lo que me he convertido.
Siento que estoy en una etapa significante en mi vida. Ya casi 25 años, el número de amistades se ha reducido, una conversación es más importante que el lugar e intento evadir situaciones tóxicas que no me permitan crecer o que me hagan sentir incómoda.
Así que incuestionablemente tenía que pensar en la esencia de lo que pienso que soy. Sí, porque definitivamente no es igual a como otros me perciben. Siempre hay dos verdades.
¿Qué es nuestra esencia? ¿Quiénes somos verdaderamente? Una pregunta un poco retórica porque las respuestas pueden ser infinitas y cuestionables.
En mi viaje de auto análisis, como toda millennial, recurro a Google, como si “él” tuviese todas las respuestas de mis interrogativas existenciales.
“Constituye a la naturaleza de las cosas”… Ajá. ¿Me gusta la playa porque simplemente me gusta la playa o me gusta la playa porque toda mi vida me crié en Rincón? ¿Soy organizada porque mi mamá me exigía ser organizada? O al revés. ¿Soy desorganizada porque mi mamá me exigía ser organizada? ¿O somos lo que somos porque sí?
Poco a poco nos convertimos en el resultado de muchas vivencias, experiencias y circunstancias. Dependiendo de cómo nos criaron o nos trataron, reaccionamos a sucesos de manera diferente. Y quizás por eso mismo a veces se nos hace difícil recordar por qué somos cómo somos y si verdaderamente somos quienes queremos ser.
“ADÉNTRATE AL FUEGO DEL SELF-DISCOVERY. NO TE QUEMARÁ, SOLO QUEMARÁ LO QUE NO ERES”
– Mooji
Así que creo que ando en una etapa de self-discovery cuestionándome quién soy en esencia en mi presente, sin la influencia de nadie ni nada, ni de lo que fui ni de lo que seré. ¿Hace sentido? Pero así de incómodo como es hacerse preguntas, es igual de necesario para saber hacia donde me dirijo.
¿Cómo me siento al momento? ¿De qué necesito más en vida? ¿Por qué estoy agradecida? ¿Qué me molesta? ¿Qué amo de mí misma? ¿Qué me drena? ¿Cómo idealizo mis mañanas? ¿Cómo quisiera que fueran mis días? ¿Por qué siento lo que siento? Son esos cuestionamientos que te hacen mantenerte conectada contigo misma y no simplemente andar por andar.
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