Llega el domingo en la mañana y mientras unos se levantan temprano para ir a la Iglesia, otros se levantan con el entusiasmo de escuchar el sermón humorístico que solo una transformista puede ofrecer.
Entre mimosas y cocteles exóticos, decenas de almas libres esperaban en El Purgatorio, de Latidos, la llegada magistral que decidiría su destino final: El Cielo o La Tierra (nivel superior o posterior).
Hombres transformados en la pura imagen y semejanza de feminidad convierten el altar en un centro de comedia, entretenimiento, baile y aceptación.
De camino a El Cielo de Latidos.
Anticipa tus confesiones del día porque vienen por añadidura. De eso, Dragayasa se encargará. Su estilo satírico y dramático harán que incluso un show planificado tenga sus momentos de espontaneidad y locura sacramental.
Dragayasa
Agua salpicando por el público, sorbos inesperados de alcohol y tacones trepados en mesas decoradas con platos gloriosamente sabrosos, confeccionados por el reconocido Chef Hector Rosa.
Del pecado gastronómico se encarga Rosa, quien con un menú variado ofrece cinco platos principales para complacer los gustos de una multitud exigente, pero abierta a intentar lo desconocido.
Las reinas se paseaban entre La Tierra y El Cielo para incorporar no solo al público del primer nivel, sino también a los que, entre nubes, disfrutaban desde arriba la extravagancia y el glamour del transformismo.
Con la visión de romper esquemas, Latidos comienza a traer a la escena local conceptos gastronómicos innovadores que alimentan los verdaderos placeres de la vida: exquisita gastronomía, risas espontáneas provocadas por el buen entretenimiento y la aceptación genuina de que todos somos iguales.
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