3 semanas sin carbohidratos
Debido a que fui gordita e insegura cuando niña, el hacer ejercicio me ayudó muchísimo a mejorar mi autoestima. Así que fue una costumbre que adquirí desde joven. Aunque es normal tener sus etapas de descuidos, al final siempre vuelvo a mantenerme en forma.
Sin embargo, el adentrarme al ambiente laboral (eso y el haberme enamorado… no es un secreto que el amor engorde) me hizo descuidarme completamente. No estaba haciendo ejercicios, pero tampoco estaba comiendo bien. La verdad es que cuando me miraba en el espejo no me sentía yo. Por eso, Adana y yo decidimos ir a un nutricionista para que nos guiara y nos diera ese empuje que necesitábamos para llegar a nuestra meta.
La primeras dos semanas rebajamos 6-8 libras sin hacer ejercicio. ¿Qué hicimos? Eliminamos COMPLETAMENTE los carbohidratos, las grasas y los azúcares de nuestra dieta. Lo único que teníamos permitido comer eran proteínas. Es decir que hasta las frutas se fueron ajuste.
“Las frutas son alimentos altos en azúcar. En la primera etapa de la dieta la idea es comer menos de 20 gramos de carbohidratos. Si comes una fruta, ya estarás por encima de esos 20 gramos. El propósito inicial es crear esa sensitividad a los carbohidratos para así quitar ese craving que nos da de comer azúcar”, expresó el nutricionista Dr. Vela.
“Fat doesn’t make you fat. Sugar makes you fat“.
Según el experto, “el consumir grasa no hace que la misma se acumule en el cuerpo. Al contrario, hace que se queme. Sin embargo, cuando el cuerpo consume azúcar, especialmente en exceso, la misma se convierte en grasa. En fin, el carbohidrato es azúcar que se convierte en grasa“.
Una vez el cuerpo comience a consumir proteínas, el mismo estará quemando grasa, en vez de almacenando azúcar. Lo que hace que rebajemos.
Aunque puede llegar a ser difícil, no es imposible. Estos consejos te ayudarán a rebajar esas libras de más que tanto deseas perder.
1. No te obsesiones por la meta
Es importante hacerlo porque quieres, no porque tienes. El obsesionarte por las libras que tienes que rebajar hará que te desesperes, que el tiempo pase más lento o que simplemente no lo conviertas en un estilo de vida. Olvídate de las libras y de los números y simplemente enfócate en mejorar.
2. Juega con tu mente
Una ensalada pobre, sin cariño, con un dressing aburrido la verdad es que no dan ganas de comerla. Sin embargo, si le das amor mientras la preparas, definitivamente sabrá mucho mejor. Échale pimientos, cebolla, aguacate, tomate, un dressing light, pico de gallo… ingredientes que aunque son saludables, le dan sabor a tu comida. Mientras más colorida, más llamativa.
Cuando me harté de comer gelatina, mi mamá me dijo que comprara whipped cream fat free y le pusiera un poco por encima. ¡No tienen ni idea de cómo me lo disfruto! Es un postre saludable y por la noche duermes tranquila porque sabes que no has roto tu compromiso.
3. Consigue un partner-in-crime
Necesitas a alguien que te dé apoyo y que te vele cuando te sientas tentada. Sé honesta con la persona que escojas. Si sabes que no te ayudará o que rápido le darás pena, descártalo. Escoje a alguien que hasta te regañe si es necesario y que te pueda dar palabras de aliento y motivación. Te aseguro que será esencial para lograrlo. En mi caso, mi pareja y yo lo estábamos haciendo juntas así que nos teníamos la una a la otra.
4. No des explicaciones
La gente siempre va a opinar, siempre va a preguntar. ¡Ignóralos! Algunos insistirán en que rompas la dieta, que no pasa nada, que te des tu traguito. Otros les estará súper raro el método que estás haciendo, te hablarán de sus dietas, de cómo han rebajado, de las pastillas que usaron. Y otros simplemente te dejarán claro que estás flaca y cuestionarán tus ganas de rebajar. Pero, no tienes que darle explicaciones a nadie. Es tu cuerpo, y solo tú debes estar feliz con él.
Cuando la gente escucha que estás a dieta, por alguna razón, intentan desviarte de tu meta. Ya al final yo ni decía que estaba tratando de rebajar. Me inventaba cualquier excusa, que estaba en antibióticos, que no me sentía bien. ¡Funciona mejor!
5. No te castigues, date tu gustito, ¡te lo mereces!
La verdad es que en esos 21 días me desvíe como en 2 o 3 ocasiones. Pero, cuando digo desviar no me refiero a comerme un pedazo de pizza con refresco. Puede que les dé risa porque me refiero a un açaí bowl (no, nos los puedes comer porque tienen mucha azúcar), y un surrullo que mi papá hizo para el Día de las Madres. Lo hizo con tanto amor que no le pude decir que no. Sin embargo, eso no alteró el resultado ni tampoco me quitó el sueño.
Fluye. Si has sido dedicada y te has esforzado, por qué no darte ese gustito que te impulse a continuar motivada.
6. Cógete tu tiempo
Adana y yo llevamos aproximadamente 2-3 semanas comiendo bastante relax. Volvemos… cuando digo “relax” me refiero a que aunque nos hemos desviado, tratamos de balancear las comidas. Sí, hemos comido pizza, onion rings, incluso, brownies, pero si hicimos el desarreglo en el almuerzo, tratamos de que la cena sea súper light. O viceversa.
El pasado fin de semana nos fuimos de brunch al medio día, pero por la tarde estábamos de ensaladita. Ya esta semana sabíamos que teníamos que comenzar estrictas para entonces continuar con la meta final. Es todo un proceso, poco a poco. No hay por qué estar apresurada.
“Ya después del detox, bajarás mas lento de peso, pero continuarás bajando de peso que es lo importante”, culminó Vela.
Dieta:
- Desayuno: Huevo (de cualquier forma) con jamón
- Meriendas: 12-15 almendras, gelatina sugar-free o pedazo pequeño de queso
- Almuerzo o cena: Spicy Crab con aguacate, pechuga de pollo con ensalada o brócoli, churrasco, pollo o pescado frito (no empanado), steak, aguacate relleno de pollo, ensalada tropical.
¡Vamos por más! Anímate, pero recuerda que todos los cuerpos son diferentes. Por eso es importante tener la guía de un nutricionista.
- Esconde COMENTARIOS
añade un comentario ↓