Un bosque jurásico en el norte de España. Un jardín de flores gigantes. Colores llamativos. El sonido de la aves y el nacimiento de una piedra mágica y protectora, que lo ha vivido todo, producto de los fósiles del pasado. Perfecto escenario de inspiración y diseño para el diseñador español Hannibal Laguna.
Partiendo del azabache, una escasa variedad de carbón húmico utilizada como piedra preciosa, el reconocido diseñador presentará hoy en Puerto Rico su nueva colección Primavera Verano 2016.
Hannibal Laguna: Ni moderno, ni vanguardista, sus intenciones son serle fiel a la intemporalidad del romanticismo.
Azabache, como se titula la colección de alta costura, fue presentada en el Mercedes Fashion Week Madrid, sin embargo, Laguna presentará varias piezas exclusivas inspiradas en el mercado puertorriqueño, según su visión de la mujer boricua.
«Hablamos de cinturas entalladas, volúmenes muy soft, combinaciones de colores vibrantes«, explicó el diseñador. «Yo creo que la mujer puertorriqueña es una mujer que conoce los límites del equilibrio entre la sensualidad y la sobriedad, y esto es muy parecido a lo que ocurre en España».
Hablamos íntimamente con el diseñador sobre el arte, la liberación de la moda, la industria en Puerto Rico y los retos de su trabajo, y esto fue lo que nos dijo…
NB: ¿Consideras que la moda es un arte?
HL: Es un arte efímero. Aunque hay parte de ella que perdurará en tiempo. Nosotros podemos conocer la historia de nuestra sociedad a través de cómo vestían. Independientemente si es arte o no, para diseñarla sí hay que tener arte. En conclusión, es una industria cultural.
Para el diseñador de descendencia venezolana, las coincidencias que viven los artistas, escritores y pintores, con los diseñadores es muy parecida. Los procesos creativos son parecidos. Sin embargo, su musa, contrario a otros artistas, tiene fecha de expiración: la semana de la moda.
NB: ¿Cuál crees que es el futuro de la moda?
HL: El futuro de la moda pasa por una liberación absoluta. Estamos en el Ecuador del proceso que empezó en este siglo. Si te fijas en el siglo pasado, podemos hablar de tendencias de moda y de décadas, la década de los 20, de los 30, los 40, ¿pero dentro de treinta años hablaremos de la moda del 2000 y del 2010? Yo creo que no. ¿Por qué? Porque la moda hoy en día es totalmente libre. La moda lo que busca es la identificación personal e individual dentro de una forma de comunicación social. Pero, la individualización es importante. Ves minimalista, barroco, flores, ¡todo! Y adaptas a tu personalidad y no te sientes excluido.
Según el diseñador, queda una barrera por la que luchar: el real cost. Pagar el precio real por una pieza que lo vale. «Una pieza puede costar $3 mil o puede costar $100, pero tiene que ser el fruto de trabajo, más materia prima, más el porcentaje correcto. Lo que no se entiende es que una pieza valga $3 mil cuando realmente su costo es $100«.
NB: En Puerto Rico, no hay muchas personas que están acostumbradas a comprar alta costura, ropa hecha a la medida. Tenemos muchas tiendas norteamericanas y la gente compra ready-to-wear. Los diseñadores en la Isla hacen colecciones, pero a veces no reciben ese apoyo económico porque no existe esa concientización. ¿Cómo es en España?
HL: En España y el resto de Europa, cada día, cada mes, cada temporada surgen más y más diseñadores jóvenes que están realizando su trabajo desde esta realidad. Hacen ropa a medida y la sociedad que quiere ser individual y que no quiere globalizarse estéticamente con una masa acude a ellos. Ya está volviendo otra vez el uso de la ropa a medida. Es un proceso. Primero adquieres pequeños accesorios que compras en un mercado local que hace un diseñador joven, que no tiene una marca, que tiene exclusividad. Ese es el comienzo del proceso. Si eso ocurre en Puerto Rico, dentro de 10 años será diferente.
NB: Bien poco, pero está ocurriendo. ¿Estará relacionado esto con la situación económica del país?
HL: No, está relacionado con la distribución. Nosotros estamos acostumbrados, en Europa, a ir en la calle donde están las grandes tiendas o a los mall. El problema es que para que todos estos diseñadores jóvenes puedan acceder al público tendrían que estar presentes en cualquiera de estos dos mercados. ¿Qué se ha hecho para solucionar esto en Europa? Crear los pop-up store, que son tiendas que parecen y desaparecen, locales que se alquilan entre en un grupo de diseñadores y que los abren solamente una vez a la semana, donde el público puede acudir y puede ver todo los productos que realizan. Está funcionando muy bien en Europa.
NB: Tienes 30 años de experiencia, ¿cuál es tu mayor reto como diseñador?
HL: Mantenerte. El día a día. En el caso de un diseñador de moda, vales tanto como tu última colección. Las colecciones como son efímeras, tú no recuerdas la colección de hace 5 años ni de hace 2 años. Esto no le pasa a un director de cine o a un actor… Su última película pudo haber sido un desastre, pero como ganó un Oscar hace 5 años no importa. En nuestro caso no es así. Todos los años tienes que ir subiendo para poder mantenerte.
NB: ¿Qué haces para que cada año, cada temporada, reinventarte y mantenerte dentro tu visión como diseñador, pero presentar algo nuevo e innovador?
HL: Yo tengo procesos creativos que parten del estímulo y la contención. Cuando necesito estímulos voy por ellos, y luego intento contenerme en momentos donde no quiero que más nada intente cambiarme lo que tengo en la mente. Yo soy muy permeable entonces cualquier cosa podría cambiar esa decisión. En mi caso, es una evolución. Mis colecciones puedes ver que donde acaba una, empieza la siguiente. Siempre ha existido una continuidad
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